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B. Pérez Galdós

aventura respondió el doctor Anselmo referiré lo que me dijo un cierto amigo antiguo de mi familia, un viejo de quien yo, pasada mi niñez, me había olvidado un poco.

Según él, mi padre había sufrido iguales tormentos, siendo de notar entre ellos uno en que estuvo á punto de perder la vida, porque las obsesiones le quitaron hasta el hábito y las ganas de comer, sumergiéndole en hondas melancolías. Díjome que mi padre fué perseguido también por una sombra, si bien aquélla no era un perturbador del matrimonio, sino un acreedor fantástico que venía á pedirle gruesas sumas, hablándole de un litigio que no terminaba nunca. Mi padre tenía desde antes de eso un horror extraordinario á los pleitos: era su manía, su tema, su locura.

Veo que es mal de familia añadí —.

Cuando se tiene propensión natural á la vida de fantasía, no seguir la carrera de santo es errar la vocación. Para el Arte no es fecunda ni útil esa facultad desenfrenada, esa furia rebelde que no se sujeta á las leyes de la razón, ni se templa con la influencia del buen sentido. Sólo sirve para producir los deliquios y alucinaciones del misticismo: hace del hombre un sér fuera de sí, que no está nunca en sí mismo, sino en otro mundo que