Página:La sombra - Celín - Tropiquillos - Theros (1909).djvu/90

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
84
B. Pérez Galdós

—«¿Cómo esta noche? Hoy mismo, ahora mismo.» «El odio me había hecho elocuente. En cuanto á mi determinación de batirme con aquel ente sobrenatural, se explica por la situación de mi espíritu. La muerte no me daba espanto; antes al contrario, me parecía un consuelo. Si me mataba, concluían todas mis penas; si él era un hombre, yo podía tener la suerte de acabar con él. Si era un espíritu... en fin, ¿á qué razonar en aquel momento? Mi determinación estaba tomada, y por razón ninguna hubiera desistido de ella.

—Pero hombre—le dije—, ¿no era temeridad dar ese paso, arriesgarse á morir?

—Yo no sé lo que era. Yo quería concluir —repuso el doctor—, y no veía otra manera de despejar la incógnita.

—¿Y se batieron ustedes?

— Sí; yo no quería padrinos; quería que aquel duelo fuese solitario como mi pena.

Nada me importaba morir. Resuelto á no prolongar mi agonía, nos dirigimos aquella misma tarde á un sitio cercano á la capital.

— Pero hombre, ¡sin testigos!

— Llevamos dos pistolas; ambos fuimos en mi coche, y su buen humor era tal durante el camino, que me aseguró más en la inminencia segura de mi muerte. Para mí aquello