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La sombra

dres 105 cuerda lo que te dije anoche. Si al marcharte te dejas aquí el entendimiento y la fantasía, lo que hay en ti de divino, lo que te distingue de la bestia, puedes marcharte tranquilo, no te molestaré; pero si no, no cantes victoria, que yo iré contigo en esta ó en otra forma; pues cuando me encariño con una persona, no la abandono fácilmente.» «Pero si ahí te dejo todo—repliqué—, ¿qué más quieres? Ya no temo la deshonra, no temo el escándalo, no temo nada. Puedes gozarte en tu obra; no me importa que hablen de mi, que me señalen, que me injurien con los más denigrantes apodos. ¿Qué más quieres de mí?» «Sosiégate, ¡oh Anselmo!—exclamó Paris. ¿Adónde vas solo, errante por esos mundos, perseguido siempre por mí, aunque en distinta forma? Ten calma; reflexiona, medita la gravedad de tu determinación. ¿No ves que eso es cobardía indigna de un hombre de corazón?. Acepta el martirio, y resístelo hasta el fin, como cumple á quien blasona de temple de espíritu, y de esa entereza que enaltece á los hombres más que el valor frenético y temerario. Aquí es donde debes estar siempre en presencia de tu dolor, siempre en tu puesto, soportando una tras otra las angustias de esta crisis, que no es nueva en