Página:La sombra - Celín - Tropiquillos - Theros (1909).djvu/103

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
97
La sombra

wwwpe 97 No; yo estoy allá, junto á ella; yo no la abandono nunca, porque soy su idea, su mal pensamiento, su mal deseo: yo no me separo de ella jamás. En vano tratas de perseguir ese mal pensamiento, ese anhelo, cuando por un singular fenómeno se te presenta en forma humana. Torpe, ¿no comprendes que yo no puedo ser enterrado bajo un montón de piedras? ¿No ves que es imposible matarme de un tiro como se mata á un pájaro, á un ladrón?» — «Calla por piedad, monstruo— exclamé angustiado. ¿Qué delito he cometido para tan gran tormento? Porque esto es castigo, sí, de algún crimen ignorado. Yo, que soy la probidad, el pundonor, la lealtad, la sobriedad, ¿por qué he merecido esta tortura, que produce un trastorno en todas mis facultades y acabará por volverme loco?» «Tú tienes la culpa—dijo Paris con serenidad, sin dar ya señales de postración, y como si un médico sobrenatural hubiera sanado por encanto su herida; tú tienes la culpa, tú que me has llamado, que me has traído, que me evocaste con la fuerza de tu entendimiento y de tu fantasía. » «Pues yo, con esa misma fuerza, te conjuro para que me dejes en paz. Yo no puedo vivir así, diablo, espíritu, pensamiento ó lo que seas. Vete: yo te arrojo de mi cabeza; yo 7