Ir al contenido

El Médico cazador

De Wikisource, la biblioteca libre.
El Tesoro de la Juventud (1911)
El libro de la Poesía, Tomo 2
El Médico cazador
de Vital Aza

Nota: se ha conservado la ortografía original.


De sus estudios de medicina sacó Vital Aza, festivo poeta español, autor de chispeantes e ingeniosas composiciones líricas y dramáticas, una inclinación irresistible a burlarse de los galenos, tan donosamente como nos muestran las siguientes cuartetas, donde luce el autor primores de facilidad versificadora.


EL MEDICO CAZADOR

(CUENTO)

UN doctor muy afamado
Que jamás cazado había.
Salió una vez invitado
A una alegre cacería.

Con cara muy lastimera
Confesó el hombre ser lego,
Diciendo: — Es la vez primera
Que cojo una arma de fuego.

Como mi impericia noto,
Me vais a tener en vilo.
Y dijo el dueño del coto:
— Doctor, esté usted tranquilo.

Guillermo el guarda estará
Colocadq junto a usté:
El es práctico y sabrá
Indicarle...

— Así lo haré,

Dijo el guarda. — Sí, señor,
No meterá usted la pata.
Verá usted, señor doctor,
Los conejos que usted mata.

Siga en todo mi consejo.
¿Que un conejo se presenta?
Pues yo digo: « ¡Ahí va el conejo
¡Y usted tira y lo revienta!

— ¡Bueno, bueno, siendo así!...
— Nada, que no tema usté.
Quietecito junto a mí,
Chitón, y yo avisaré.

Colocóse tembloroso
El buen doctor a la espera,
Cuando un conejo precioso
Salió de la gazapera.

— Ahí va un conejo, le grita
El guarda. ¡No vacilar!
Y el doctor se precipita,
Y ¡pum! disparó al azar.

Y es claro, como falló
Diez metros la puntería,
El conejo se escapó,
Con más vida que tenía.

El guarda puso mal gesto
Y rascóse la cabeza.
Hubo una pausa, y en esto
Saltó de pronto otra pieza.

—¡Ahí va una liebre, doctor?
¡Tire usted pronto, o se esconde!
Y ¡pum! el pobre señor
Disparó... ¡Dios sabe a dónde!

Gastó en salvas, sin piedad.
Lo menos diez tiros, ¡diez!
Sin que por casualidad
Acertara ni una vez.

Guillermo que no era un zote.
Sino un guarda muy astuto,
Dijo para su capote:
— Este doctor es muy bruto.

¡No le pongo como un trapo;
Mas ya sé lo que he de hacer!
Y al ver pasar un gazapo
Corriendo a todo correr:

— ¡Doctor! exclamó Guillermo
Con rabia mal reprimida;
¡Ahí va un enfermo! ¡Un enfermo!
Y ¡pum! lo mató en seguida.