Página:Revista de España (Tomo VI).djvu/578

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las justas observaciones de la Reina le habian desarmado por completo. Quiso, eso si, dejar bien puesta su autoridad, que hubiera quedado grandemente comprometida, de condenar públicamente á sus delegados Villalpando y Fonseca; pero cumplida esta exigencia de su posición, se apresuró á poner en libertad á los canónigos que ellos prendieron, y cuando el Cabildo entero quiso ser su fiador, noblemente dijo el Arzobispo, para desvanecer toda prevención y atraerse su respetuosa simpatía: Me basta su palabra.

Cisneros entendió personalmente en toda la causa con aquiescencia y gusto del Cabildo, de lo cual no tuvo el último por qué arrepentirse, pues el ilustre Prelado estuvo bondadoso por demás y manifestó á todos su satisfacción cuando, examinando minuciosamente su vida, vio que habia en ellos más piedad y virtud de lo que habia pensado. Tres meses estuvo en Toledo, y tanto en la Catedral, como en toda la Diócesis, introdujo sabias y oportunas reformas, que luego quedaron en su mayor parte, obrando con prudencia, acudiendo á la dulzura, dándoles siempre ejemplo, valiéndose de los estímulos morales y no apelando á la violencia que, sobre ser mala en sí, hace abortar frecuentemente los mejores designios. Por último, y para que de esta visita del Venerable Primado no quedasen más que agradables recuerdos en todos los ánimos, donó quinientos mil libras con dos objetos á cual más piadosos: era el uno formar dotes para las doncellas pobres, á quienes se concedían trescientas mil, y el otro rescatar cristianos que gemían en la esclavitud, á quienes se destinaba el resto.

Vacilaba Cisneros entre ir á Alcalá, para atender á su naciente Universidad ó marchar al lado de la Reina, cuya salud estaba tan quebrantada; pero habiendo sabido que habia alcanzado últimamente alguna mejoría, se dirigió al primer punto, tal vez sacrificando algo de la devoción, respetos y cuidados que debía á su bondadosa Reina por amor á las letras y á los vastos proyectos que acaloraban su fantasía, entre los cuales figuraban la impresión de los libros referentes al rito Muzárabe, la publicación de la famosa Biblia políglota, y ya desde entonces la expedición á África.

En este corto período de permanencia en su pueblo predilecto, Cisneros asoció su nombre, ya tan célebre, á la fundación de dos establecimientos piadosos, á los cuales debemos consagrar algunas palabras. Habia observado el Arzobispo de Toledo, cuando visitaba como Provincial los diversos conventos de Castilla, que